Es una obviedad decir que todos necesitamos ideas para resolver nuestros problemas cotidianos o profesionales. Ideas brillantes, ideas rompedoras, ideas que nunca antes nadie había imaginado. Pero la verdad es que en estos tiempos en los que los cambios se suceden de manera exponencial, resolver problemas de forma creativa cada vez puede resultar más complicado.
La actitud juega un papel muy importante. La mayoría de las veces, es la responsable de que cuando nos ponemos a pensar, no suceda nada. “Todo está inventado”, “yo no soy creativo”, “eso no va a funcionar”, son pensamientos que inundan nuestra cabeza y sin darnos cuenta van durmiendo nuestro cerebro, que por naturaleza es vago y cómodo.
Por tanto, el rechazo a la novedad es algo inevitable desde el punto de vista científico. Tenemos que entrenarnos para ser capaces de que algo dentro de nosotros haga ‘clic’ y entendamos que, para crear nuevas alternativas, primero hay que romper con todas las creencias auto-limitantes que tenemos cada uno de nosotros, que indirectamente influyen en nuestra actitud. Empezar pensando que ‘todo es posible’ puede ser un buen punto de partida.
El proceso, por otro lado, es fundamental cuando queremos generar ideas. Como es comúnmente conocido, el hemisferio derecho del cerebro se encarga de la creatividad, mientras que el izquierdo se rige por las leyes de la lógica. El pensamiento lógico es hipotético y deductivo y, tal y como apunta Eduard De Bono, tiene una gran limitación de posibilidades cuando el objetivo es buscar soluciones a problemas nuevos que necesitan de otros enfoques.
Sin embargo, aunque sea el pensamiento creativo el más difícil de adquirir por falta únicamente de entrenamiento —como se ha venido demostrando—, para que una idea tenga éxito son necesarias las dos mitades del cerebro. Buscar el equilibrio es lo que realmente resulta complicado.
Las ideas se generan en función de lo que sabemos y lo que hemos aprendido, pero es importante tener la capacidad de evitar lo obvio y lo lógico de manera intencionada y dar paso a ese ‘todo es posible’ del que hablábamos antes.
¿Qué tal si empezamos con unos consejos básicos del experto R. Epstein?
• Anótalo todo. Las ideas no siempre surgen cuando las necesitas, por eso es importante contar con una libreta para ir apuntando cualquier cosa que se te ocurra, por absurda que parezca. Esa tontería puede ser la palanca que genere una gran idea.
• No tengas miedo. Enfrentarse a nuevos problemas es muy enriquecedor, aunque parezcan imposibles de solucionar. Desafía a tu cerebro a abandonar lo conocido por lo incierto, te darás cuenta cómo poco a poco van surgiendo nuevos pensamientos.
• Conviértete en una esponja. Cuanta más información y más plural mejor. Observa y absorbe todo lo que consideres que puede resultarte inspirador. No busques cerca, en tu sector, explora nuevos caminos, otras industrias.
• Mira bien dónde y con quién. El entorno es más importante de lo que crees, tanto físico como social. Rodéate de cosas y personas interesantes, son vitaminas para las ideas.
Carmen Bustos. Socia fundadora de Soulsight.
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